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Un lugar feliz

Gestionando la tierra a través del Manejo Holístico.

        espués de la cena, tras un largo día de campo, Enrique junta las manos y con  cierto sarcasmo pregunta: "¿Quién quiere ver una curva de crecimiento?" Todos en la mesa se ríen, pero en realidad todos en la mesa quieren ver la curva de crecimiento. Así que instalan una manta y proyector en la terraza de la cabina y con el río sonando al fondo, se sientan a analizar los datos recogidos en las fincas de Enrique y su familia. 

Sentado frente a la computadora está el argentino Pablo Borrelli, un reconocido ingeniero agrónomo, experto en Manejo Holístico y líder de Ovis21, el nodo del Instituto Savory en Argentina. Pablo tiene más de 15 años de aplicar exitosamente los principios de ganadería regenerativa en la Patagonia y ha visitado Costa Rica dos veces como parte de la capacitación que ofrece anualmente Suelos Vivos sobre Manejo Holístico (que en el 2023 alcanzó a más de 60 personas, entre ellas 33 funcionarios del Ministerio de Agricultura y Ganadería). Además de colaborar con Suelos Vivos impartiendo los cursos, Pablo le ha dado seguimiento y asesoría a Enrique en la implementación del Manejo Holístico en sus fincas, que son también las fincas piloto de Suelos Vivos.

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Más atrás, sentados en dos mecedoras típicas, se encuentra el equipo de Suelos Vivos: Fernanda Pia y Marco Gomez, que también han acompañado y asesorado a Enrique durante los últimos dos años. Con libreta en mano, siguen con atención el análisis de datos, y junto con Enrique contestan las preguntas que les hace Pablo sobre el proceso que se ha llevado en las fincas. Entre todos revisan y corroboran los números uno por uno y a partir de ellos empiezan a descifrar lo que la tierra intenta decirles sobre las decisiones pasadas y futuras. Algunos resultados claramente satisfacen a Enrique, corresponden a lo esperado. Con otros, la frustración es evidente. El Manejo Holístico no es una receta exacta, toma tiempo y paciencia y mucha, muchísima, observación. Pablo lo describe como aprender el lenguaje de la naturaleza:

"Es tratar de entender los códigos y las señales, hay signos por todo lado de lo que está pasando y uno intenta interpretar eso y tomar decisiones que vayan favoreciendo ese funcionamiento natural."

Enrique entiende que se trata de un proceso a largo plazo y por eso es cauteloso al hablar de resultados. Se siente aún un aprendiz de la tierra. De cualquier manera, es claro que analizar el excel que tiene enfrente le entretiene, que las preguntas le intrigan y que el reto le emociona.

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Al día siguiente la jornada empieza temprano en otra de las fincas. El punto de reunión es la casona antigua de la propiedad, ahí se encuentran con los trabajadores de la finca: don Eliécer, Brian y Jorge; y salen en dos carros todo terreno por un camino rocoso cuesta arriba, hasta llegar a los apartos. Una vez allí, don Eliécer y Marco toman la iniciativa y comienzan a tomar los datos. Colocan un marco rectangular en el suelo, anotan lo que observan dentro del área demarcada, miden la altura del pasto, dan unos cuantos pasos largos, y unos metros más allá, repiten: marco en el suelo, medidas, anotaciones, pasos largos. Este método les permite un muestreo de los pastizales para determinar el crecimiento y los tipos de pastos, la cobertura del suelo, las características de la tierra. Una buena parte del Manejo Holístico es eso: observar metódicamente el suelo y su comportamiento, dejarse guiar por los pastos, tomar decisiones según lo que la tierra, que es la base de todo, necesita.

Pero a la vez el Manejo Holístico es mucho más que eso. A través de un conjunto de procedimientos de planificación —el pastoreo planificado, la planificación de las tierras, la planificación financiera y el seguimiento ecológico— el Manejo Holístico presta cuidadosa atención a todo el contexto para poder establecer planes y tomar decisiones que consideren el bienestar económico, ecológico y social en el corto y largo plazo. Para Enrique, implementar este manejo en las fincas ha implicado involucrar a todo su equipo, capacitarlos y hacerles partícipes del proceso para trabajar con ellos hacia una visión conjunta.


Don Eliécer, que se ha dedicado a la ganadería toda la vida, admite entre risas que para él el cambio fue duro al principio, que ha requerido mucho aprendizaje. No es fácil hacer las cosas distinto a como se han hecho siempre. Pero hoy don Eliécer puede ver los frutos del proceso, asegura que su perspectiva ha cambiado, que ha aprendido a ver el suelo diferente y se siente parte importante de la gestión de la finca. Dice también que los procesos de planificación han traído un orden y una guía que facilitan su trabajo y que, sobre todo, han traído mucha armonía al equipo. Brian, uno de los muchachos de la finca, hace eco de ese mensaje cuando dice que con el nuevo manejo el cambio ha sido grande, dice que antes "eran puras preocupaciones" y que no alcanzaba el pasto, pero ahora afirma que "todo es más tranquilo" porque la planificación guía su día a día y el pasto rinde mejor, y a él todo eso le trae paz mental.


Según Pablo, esta transformación en las personas que trabajan la tierra es uno de los impactos más comunes que se observan al implementar el Manejo Holístico:

"Lo que notamos es que esta metodología que es de planificación, de observación y de monitoreo genera un proceso de aprendizaje en la gente que está en el campo. La gente en el campo cuando ve el resultado se entusiasma y yo veo que tienen una visión mucho más optimista con respecto al futuro, porque se sienten más en control. (...) El Manejo Holístico los pone en esa situación de tomar decisiones más conscientes y tener mejores resultados y más resiliencia."

El muestreo de la mañana culmina con un almuerzo compartido de vuelta en la casona, tras el cual Enrique aprovecha la ocasión para revisar el Plan de Pastoreo con todo el equipo. El Manejo Holístico no tiene sentido si no se trabaja en comunicación con aquellos que están más cerca de la tierra, con quienes tendrán que tomar las decisiones en el día a día. Es en ellos y a través de ellos que el cambio es posible.

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Cuando cae la tarde, todos se preparan para ir a descansar tras otro largo día de campo, pero Enrique tiene una parada más en mente: su mamá le regaló un Guayacán Real y él quiere ir a sembrarlo. Cuando llegamos a la finca el sol roza el pasto con una luz dorada y el cielo parece un algodón de azúcar. Enrique se abre camino con su carro por un tracto apenas demarcado. En el espejo retrovisor se le puede ver la sonrisa cuando dice: "este es mi lugar feliz" y procede a contar de sus tiempos en esos pastizales cuando era adolescente y de la sensación de libertad que descubrió en aquella época en aquel lugar.

Entre todos toman turnos para ayudar a cavar el hueco en el lugar donde plantarán el árbol. A esta actividad se une también la hermana de Enrique y ambos parecen satisfechos cuando el Guayacán Real queda en su sitio. En el camino de regreso, Enrique cuenta que el proceso de transición al Manejo Holístico ha sido casi como una terapia familiar: este manejo implica aprender a escuchar. Implementar este sistema de gestión ha significado tomarse el tiempo para comprender lo que es importante para cada miembro de la familia y construir una visión en la que todos se puedan sentir representados. En el caso de la familia de Enrique los intereses son muy variados, algunos en su familia son claramente empresarios y las finanzas son su brújula, otros tienen corazón ambientalista y su brújula apunta más bien al bienestar de la tierra. A través del Manejo Holístico, Enrique ha aprendido a ponerse cada uno de esos sombreros y a tomar decisiones que hagan que las distintas brújulas coincidan en el mismo norte.

Cuando Pablo cuenta sobre su propia historia con el Manejo Holístico también hace énfasis en el plano familiar. Él afirma que ese sistema le cambió la vida porque fue lo que hizo que sus hijos quisieran trabajar con él:

"...yo tengo 6 hijos y no tenía ninguna esperanza de que alguno quisiera trabajar con su papá porque habían visto mi lucha: trabajar mucho con poca perspectiva, pocos éxitos. Y cuando comprendieron la tarea, la trascendencia, el hecho de ser instrumentos de cambio para lograr una cultura diferente, eso les pareció que era convocante, que eso sí valía la pena. Ya son cuatro que están trabajando en la empresa y que comparten la pasión y el compromiso. Eso no tiene precio en mi vida. El Manejo Holístico ha permitido integrar a la familia en un negocio del cual sentimos orgullo."

Pablo insiste mucho en que más que una metodología, el Manejo Holístico es una filosofía de vida, una actitud hacia la gestión de la tierra que va más allá de la producción como un medio de vida para convertirse en una cultura, en un deseo de armonía con la naturaleza. Ser parte de un proyecto que produce sinergia, que produce cosas buenas, es, según Pablo, algo que gratifica al espíritu.

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Aquí en Costa Rica es pronto para hablar de resultados ambientales concretos. Muchas fincas están apenas implementando el Manejo Holístico y las que ya lo han hecho, como las de Enrique, llevan poco tiempo de monitoreo como para llegar a conclusiones determinantes. Pero Pablo, que tiene más de 15 años de ver este tipo de procesos en distintas partes del mundo, asegura que en términos de regeneración de tierra no han tenido un solo fracaso desde el 2008:

"No conocemos ningún lugar del planeta en el que si uno le da un tratamiento adecuado, la naturaleza no haga nada. La tierra es bastante generosa y responde rápido al buen manejo."

Esa respuesta de la naturaleza, explica Pablo, se expresa visiblemente en el paisaje: campos que vuelven a la vida, suelos desnudos que se tapan, mayor producción de pasto, aumento de biodiversidad, filtración del agua. Y luego también hay efectos que quizás pasan más desapercibidos, como el secuestro de carbono. Para dar seguimiento a todo esto, el Manejo Holístico trabaja con su propio sistema de Verificación de Resultados Ecosistémicos (EOV por sus siglas en inglés). A través del EOV en distintas fincas, Suelos Vivos está comenzando a recopilar los datos que demuestren el potencial de la regeneración de tierras a través de la ganadería. Las fincas piloto han sido instrumentales en este proceso, sirviendo de laboratorio y ejemplo para otros productores que se acercan con curiosidad al movimiento de la ganadería regenerativa.


El principal reto es, por supuesto, alinear los resultados económicos con los ecológicos. Enrique tiene claro que al final del día, los números siguen determinando el camino para él y para la mayoría de familias ganaderas. La promesa de la ganadería regenerativa es precisamente obtener un sistema que no solo es mejor para el ecosistema, sino que es también más rentable y resiliente, con una alta productividad y bajo nivel de insumos. Esto es lo que Pablo ha presenciado en todos los casos que ha acompañado en su carrera como experto en Manejo Holístico. Su negocio, afirma, es generar vida en los campos y prosperidad, de manera que cuanto mejor le vaya a los productores, mejor le va al planeta.


Enrique siente que es temprano aún para hablar de resultados ecológicos y financieros concluyentes, que aún queda camino por recorrer y mucho que aprender de la implementación del Manejo Holístico. Sin embargo, aunque se exprese con cautela, se ha convertido en abanderado y pionero de esta metodología en nuestro país, de la mano de Suelos Vivos. Al final de las visitas a las fincas, Pablo luce confiado de que los pastizales de Enrique van por buen camino y celebra el crecimiento y la madurez evidentes en él, en los trabajadores de la finca y en el equipo de Suelos Vivos. 

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El tiempo y la constancia traerán los números necesarios para respaldar lo que ya todos intuyen: que la transformación de nuestras tierras es posible, que la ganadería puede convertirse en una industria que genere bienestar para las comunidades y el planeta. Pero mientras esos números llegan, nada se ha perdido. Enrique ha crecido inmensamente como líder de su negocio, su equipo está inspirado y empoderado, su familia está unida tras un propósito común, sus pastos y el paisaje comienzan a hablarle y lo que ha sembrado comienza a crecer. Su lugar feliz nunca antes había sido tan feliz.

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Texto e imágenes por Alessandra Baltodano E. 

2023

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